El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca como 47.º presidente de los Estados Unidos ha desatado una ola de incertidumbre en el escenario internacional, con implicaciones profundas para Europa.

Su segunda toma de posesión, marcada por la asistencia excepcional de Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, señala un cambio crucial para la Unión Europea (UE) en áreas clave como la seguridad, el comercio y la cohesión democrática. Un informe del European Policy Centre (EPC) explora estas implicaciones y subraya la urgencia de una respuesta coordinada por parte de Europa.

Una política de “America First” más contundente

La política «America First» de Trump, ahora reforzada por un Congreso dominado por republicanos y una Corte Suprema de inclinación conservadora, promete decisiones unilaterales que podrían socavar los pilares de la cooperación internacional. Según el EPC, esta estrategia intensificará los desafíos para la UE en un contexto global caracterizado por la creciente competencia económica y geopolítica.

En términos comerciales, Europa podría enfrentar nuevos aranceles dirigidos a sectores clave, como la industria automotriz alemana. Además, el desacoplamiento económico entre Estados Unidos y China podría inundar el mercado europeo con productos chinos redirigidos, exacerbando la competencia en sectores estratégicos como las tecnologías limpias.

Un impulso para la extrema derecha europea

Una de las principales preocupaciones destacadas en el informe es el posible efecto catalizador de la victoria de Trump en los movimientos de extrema derecha en Europa. Partidos como Alternativa para Alemania (AfD) y el Partido de la Libertad en Austria (FPÖ) han adoptado discursos que resuenan con la retórica populista y divisiva del expresidente estadounidense. Alice Weidel, líder de la AfD, protagonizó recientemente una entrevista ampliamente difundida en X (antes Twitter), en la que promovió mensajes alineados con el trumpismo.

El informe advierte que estas conexiones transatlánticas entre movimientos de extrema derecha podrían consolidarse aún más, especialmente con la creciente influencia de figuras como Elon Musk. Un ejemplo de ello es la propuesta de un contrato de 1.500 millones de euros entre SpaceX e Italia, lo que subraya el riesgo de una alianza entre líderes populistas y grandes corporaciones tecnológicas.

La creciente injerencia de Silicon Valley

La implicación de Silicon Valley en la política global, personificada por Musk, plantea nuevos desafíos para la UE. Musk, quien se ha posicionado como un importante donante político y figura influyente, simboliza una generación de magnates tecnológicos dispuestos a confrontar las regulaciones europeas.

La Comisión Europea ha respondido exigiendo mayor transparencia a las plataformas digitales, incluyendo la divulgación de algoritmos. Sin embargo, el EPC señala que estas medidas podrían no ser suficientes para contrarrestar la capacidad de las plataformas de amplificar discursos polarizantes y populistas.

Seguridad europea en la cuerda floja

El impacto de Trump también podría desestabilizar el panorama de seguridad en Europa. Una de las mayores preocupaciones es la posibilidad de un alto el fuego en Ucrania, negociado unilateralmente por Estados Unidos. Según el informe, este escenario podría socavar los esfuerzos europeos para garantizar la integridad territorial de Ucrania y fortalecer la posición de Rusia.

En respuesta, Europa deberá asumir un papel más activo en la defensa regional, aumentando su gasto militar y reforzando la cohesión entre los Estados miembros para contrarrestar divisiones internas y amenazas externas.

Implicaciones climáticas globales

La política climática de Trump, caracterizada por el desmantelamiento de regulaciones ambientales durante su primer mandato, plantea serios riesgos para los avances globales en sostenibilidad. Esto deja a Europa en la posición de liderar los esfuerzos climáticos, cumpliendo con sus objetivos para 2030 y 2050 mientras promueve la cooperación internacional.

No obstante, el informe advierte que el camino no está exento de desafíos. El posible establecimiento de impuestos fronterizos al carbono, por ejemplo, podría intensificar las tensiones comerciales con Estados Unidos, complicando aún más la relación transatlántica.

Retos democráticos y derechos humanos

En el ámbito de los derechos humanos, el EPC resalta la posibilidad de que las políticas regresivas de Trump inspiren medidas similares en Europa. Restricciones a los derechos reproductivos y políticas migratorias más estrictas ya están ganando tracción en algunos países europeos, reflejando una preocupante convergencia con la agenda trumpista.

La UE debe fortalecer sus mecanismos para proteger la democracia y los derechos fundamentales, evitando compromisos que legitimen estas tendencias. La aplicación estricta de la Ley de Servicios Digitales y el fomento de la cohesión democrática son pasos esenciales para contrarrestar estas amenazas.

Estrategias para enfrentar el desafío

El EPC propone una serie de recomendaciones para que la UE enfrente los desafíos que plantea Trump 2.0:

• Refuerzo de la regulación digital: Garantizar la transparencia y responsabilidad de las grandes corporaciones tecnológicas.
• Autonomía estratégica: Invertir en capacidades tecnológicas y militares que reduzcan la dependencia de actores externos.
• Unidad interna: Promover valores democráticos y cohesión entre los Estados miembros para resistir presiones externas.
• Alianzas globales: Fortalecer la cooperación con socios internacionales que compartan los valores democráticos de Europa.

Construyendo resiliencia ante la nueva era global

El segundo mandato de Trump obliga a Europa a reforzar su posición en un mundo cada vez más competitivo y fragmentado. Esto requiere no solo una respuesta inmediata a las políticas y retórica de la administración estadounidense, sino también un compromiso a largo plazo con la construcción de resiliencia interna.

La UE debe priorizar el fortalecimiento de sus capacidades estratégicas, desde la regulación tecnológica hasta la seguridad y la sostenibilidad. También es esencial mantener una narrativa coherente que defienda los valores democráticos y los derechos humanos frente a los desafíos del populismo y la polarización.

La resiliencia no se limita a reaccionar ante amenazas externas; implica también consolidar la unidad interna, fomentar alianzas globales basadas en valores compartidos y posicionarse como líder en innovación y sostenibilidad. Con estas medidas, Europa puede no solo mitigar el impacto de Trump 2.0, sino también establecer un camino claro hacia un futuro más estable y cohesionado.