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© 2025. Hernán Rodríguez

Cena en la Casa Blanca: Trump reúne a los CEOs tecnológicos en un acto de poder y lealtad

Cena en la Casa Blanca: Trump reúne a los CEOs tecnológicos en un acto de poder y lealtad

La cena de gala celebrada el jueves en la Casa Blanca entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y los principales ejecutivos tecnológicos del mundo se convirtió en una exhibición de poder, inversión y, sobre todo, de lealtad.

El encuentro estuvo marcado por los compromisos de inversión en EE. UU. y los elogios a las políticas de inteligencia artificial de la administración Trump, en un momento en que sus políticas sobre inteligencia artificial y comercio internacional marcan el rumbo de la industria.

Una puesta en escena de poder presidencial

El encuentro, retransmitido parcialmente por C-SPAN, reunió a figuras como Mark Zuckerberg (Meta), Tim Cook (Apple), Satya Nadella (Microsoft), Sundar Pichai (Google), Lisa Su (AMD), Sam Altman (OpenAI) y Bill Gates, entre otros. No estuvieron presentes Elon Musk, Jeff Bezos ni Jensen Huang (Nvidia), aunque su ausencia no impidió que la velada se interpretase como un gesto de alineamiento masivo de la industria tecnológica con la administración Trump.

En palabras del propio Trump al inicio de la cena: “Es un honor estar con este grupo de personas. Son quienes encabezan una revolución en la empresa y en la innovación”. A partir de ahí, cada CEO tomó turno para anunciar inversiones millonarias y felicitar al presidente por sus políticas en inteligencia artificial y su papel en la economía digital.

Inversiones a cambio de protección política

Los ejecutivos no escatimaron cifras. Zuckerberg habló de 600.000 millones de dólares en infraestructuras de Meta en Estados Unidos hasta 2028; Tim Cook vinculó la promesa de Apple de invertir la misma cantidad en manufactura nacional al clima creado por la Casa Blanca, pese a que la compañía había actuado bajo la presión de aranceles a sus productos.

Por su parte, Satya Nadella agradeció el impulso de la administración a la capacitación en IA y a la primera dama, Melania Trump, por liderar una iniciativa de educación tecnológica. Safra Catz, de Oracle, fue la más entusiasta, asegurando que “Trump ha desatado la innovación y creatividad americanas”.

Google celebra victoria antimonopolio

El momento más significativo se produjo cuando Trump felicitó a Sundar Pichai y Sergey Brin por la reciente resolución favorable en el histórico caso antimonopolio contra Google. Esta semana, el juez federal Amit Mehta descartó la medida más extrema que barajaba el Departamento de Justicia: la posible división de Alphabet. El fallo añadió 230.000 millones de dólares a la capitalización bursátil de la compañía en un solo día.

“Estoy contento de que haya terminado”, dijo Pichai, generando risas entre los asistentes. A la vez, aprovechó para reforzar su alineamiento con la estrategia presidencial: “El plan de acción de IA bajo su liderazgo es un gran comienzo y esperamos seguir trabajando juntos”.

AI como eje estratégico de la cena

La inteligencia artificial dominó el discurso. Tanto Lisa Su (AMD) como Sam Altman (OpenAI) resaltaron la “aceleración” lograda gracias a las políticas de la Casa Blanca, mientras que Google, Microsoft y Apple confirmaron que continuarán invirtiendo en educación, infraestructuras y proyectos de IA en territorio estadounidense.

El plan gubernamental, denominado Winning the AI Race: America’s AI Action Plan, establece 90 medidas de política pública en torno a la innovación, la infraestructura y el liderazgo internacional. Entre ellas, se incluyen limitaciones ideológicas: prohíbe explícitamente incorporar principios de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en los modelos de IA.

Silencios notables y riesgos empresariales

Más allá de la retórica y los gestos de sumisión, hubo temas ausentes. No se mencionó la inmigración, vital para una industria tecnológica que depende de talento extranjero. Tampoco se abordó el impacto ambiental del despliegue masivo de infraestructuras de IA ni los efectos de los aranceles sobre productos de consumo tecnológico, que amenazan con encarecer el mercado global.

En este sentido, Trump aprovechó para insistir en que impondrá aranceles “sustanciales” a los semiconductores importados, aunque con excepciones para las empresas que construyan fábricas en Estados Unidos. Un aviso directo para gigantes como Apple, que todavía dependen de la producción en China.

Implicaciones para Europa y España

La reunión envía un mensaje claro a Bruselas y a los gobiernos europeos: la IA se ha convertido en un terreno de competencia geopolítica. Mientras Washington asegura inversiones multimillonarias bajo un marco proteccionista, la UE avanza con su AI Act, centrado en la regulación ética y la transparencia.

Para empresas españolas del sector tecnológico, el encuentro refuerza la necesidad de estar atentos a un doble impacto: por un lado, la presión de Estados Unidos para atraer capital y producción; por otro, la creciente dependencia de Europa de chips y software estadounidenses, lo que obliga a la UE a acelerar sus estrategias de autonomía digital y energética.

Una cena con lectura política

El acto no fue solo una cena, sino un gesto de poder simbólico. La disposición en la mesa —con Zuckerberg a la derecha de Trump y Gates junto a Melania— subrayó jerarquías y afinidades políticas. Incluso se incluyó a figuras afines como Gerelyn Gilbert-Soto, pareja de Sergey Brin y defensora del ideario MAGA.

En definitiva, lo que se presenció fue menos un debate tecnológico que un ritual de alineamiento entre Big Tech y la Casa Blanca, donde las inversiones prometidas y las alabanzas públicas sirven de garantía de protección política en un contexto de litigios, aranceles y regulaciones inciertas.

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