Sam Altman, el cerebro detrás de OpenAI, ha lanzado una propuesta que ha revolucionado el sector tecnológico, según el Wall Street Journal. Está buscando reunir una suma colosal de entre 5 y 7 billones de dólares. Sí, has leído bien: billones con B. Su objetivo es claro: revolucionar la fabricación de chips de inteligencia artificial (IA) en Estados Unidos en un movimiento que podría cambiar las reglas del juego para la industria de semiconductores y el desarrollo futuro de la IA.

Esta gigantesca inversión pretende crear una infraestructura completamente nueva para la producción de chips de IA, algo que sin duda sería un gran paso adelante no solo para OpenAI, sino para todo el ecosistema tecnológico. Si Altman logra hacer realidad su visión, podríamos estar al borde de una era dorada de innovación y crecimiento en el campo de la inteligencia artificial.

La motivación detrás de esta iniciativa gigantesca parece ser una mezcla de necesidad y ambición. OpenAI, y de hecho, toda la industria de la IA, enfrenta una escasez crítica de unidades de procesamiento gráfico (GPU), esenciales para el desarrollo y funcionamiento de modelos de IA avanzados como ChatGPT. Esta escasez limita no solo la capacidad de innovación y crecimiento dentro del campo, sino también la velocidad a la que estas tecnologías pueden evolucionar y escalar.

La propuesta de Altman no solo busca aliviar esta escasez, sino también establecer un nuevo paradigma en la fabricación de semiconductores, uno que esté intrínsecamente ligado a las necesidades y desarrollos futuros de la IA. Al asociarse con inversores globales, fabricantes de chips existentes, y proveedores de energía, Altman pretende crear fundiciones que no solo abastecerían a OpenAI, sino que también potenciarían la capacidad global de producción de semiconductores.

Para que te hagas una idea de la cantidad de dinero que suponen 7 billones de dólares, te dejo algunas referencias:

• 23,36 billones de dólares: Producto Interior Bruto de EE.UU.
• 6,3 billones de dólares: el presupuesto federal de EE.UU. para el año fiscal 2022
• 2,31 billones de dólares: el coste de la guerra de EE.UU. en Afganistán hasta 2022
• 4 billones de dólares: coste de la Segunda Guerra Mundial para EE.UU., ajustado a la inflación
• 964.400 millones de dólares: compras navideñas en 2023
• 330.000 millones de dólares: el coste de acabar con el hambre en el mundo en 2030
• 4,23 billones de dólares: producto interior bruto de Japón
• 3,08 billones de dólares: capitalización bursátil de Microsoft
• 794.700 millones de dólares: gasto de las escuelas públicas de EE.UU. en K-12 en 2023
• Entre 32 y 44 billones de dólares: coste estimado de 10 años de sanidad universal en EE.UU.

Por otro lado, esta empresa se embarca en un momento en que la fabricación de semiconductores y la tecnología de IA se encuentran en el centro de intensas discusiones geopolíticas y preocupaciones de seguridad nacional.

Estados Unidos, consciente de la importancia estratégica de la producción de semiconductores, ha tomado medidas para fortalecer su capacidad de fabricación nacional a través de legislaciones como la Ley CHIPS. Sin embargo, la participación de inversores extranjeros, particularmente de los Emiratos Árabes Unidos, plantea preguntas sobre el control y la influencia en una industria crucial para la seguridad y el desarrollo tecnológico futuro de la nación.

El plan de Altman, por lo tanto, se sitúa en la intersección de la ambición tecnológica y los imperativos estratégicos nacionales, ofreciendo una visión de una industria de semiconductores que no solo satisface las demandas actuales sino que también anticipa las necesidades futuras de la IA.

Aunque aún en sus etapas iniciales, y con muchos detalles por definir, esta propuesta destaca tanto por su escala como por su potencial para reconfigurar el panorama de la fabricación de semiconductores y, por extensión, el futuro de la inteligencia artificial.