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© 2023. Hernán Rodríguez

El fuego, la electricidad y la inteligencia artificial

Actualmente, en tecnología, no hay mayor debate que el de la inteligencia artificial. ¿Nos llevará a un nuevo estadio de la evolución humana, nos destruirá o nos convertirá en esclavos de las maquinas? Hay opiniones para todos los gustos y desde todasd las posiciones, sensacionalistas, acocalipticas, indiferentes o profundamente optimistas. Lo que si he notado en los últimos meses es una mayor participación en el debate de los directores ejecutivos de las grandes tecnológicas. Tanto Satya Nadella, como Sundar Pichai, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg han querido, en distintas declaraciones, transmitir un mensaje de tranquilidad acerca del temor que existe sobre las consecuencias catastróficas del nacimiento de una superinteligencia artificial.

En un artículo de FastCompany de la semana pasada el CEO de Google, Sundar Pichai, señalo que actualmente estamos utilizando Inteligencia Artificial a diario y que quizás mucha gente no lo sepa. En las búsquedas de información en la web, en las traducciones, en encontrar la mejor ruta para ir de casa al trabajo, en las aplicaciones de citas o para buscar un restaurante. Además de estar utilizando Inteligencia Artificial, las estamos entrenando, dándoles datos y patrones de uso con los que aprenden y mejoran suss algoritmos con cada interacción. Pichai dice que es legítimo estar preocupado por la IA y sus posibles efectos negativos, sin embargo opina que a medida que los usuarios conozcan y utilicen la tecnología, los temores se olvidarán.

Satya Nadella está convencido que la Inteligencia Artificial no es mala, según sus propias palabras. También opina que creará más empleos de los que destruirá. Nadella habló sobre cómo la IA podría ser usada para ayudar a las personas que tienen discapacidades, como problemas auditivos o visuales. Mencionó específicamente una aplicación de cámara, llamada Seeing, que narra las cosas vistas a través de la cámara del smartphone de una persona, proporcionando imágenes para aquellos que tienen impedimentos visuales. Finalmente añade -«Hay muchas cosas que podemos hacer como ésas que empoderan a la gente».

Y una tras otra, resultan innumerables las declaraciones similares a las anteriores de distintos ejecutivos de empresas tecnológicas. En mi opinión el motivo es perfectamente claro. El negocio, mejor dicho, el gran negocio del siglo XXI, es la inteligencia artificial y cualquier empresa que quiera minimamente tener un futuro y un hueco en el mercado, está invirtiendo e investigando y muchas de ellas ya con productos comerciales, basados en IA. Según Statista el mercado de la Inteligencia Artificial pasará de los 2.400 millones de dólares del 2017 a los 24.000 millones en 2022. El problema es que si hay miedo, se puede generar un rechazo preocupante a cualquier producto que de una forma u otra incorpore inteligencia artificial, y esto no interesa a las tecnológicas.

Durante 2018 inevitablemente continuará este debate y, en mi opionión, habrá un tema que irá cobrando cada vez más importancia, el control y la ética en la inteligencia artificial. Qué mecanismos y procesos se pueden desarrollar o integrar en los algoritmos para asegurarnos de que la tecnología sirva al fin que, quiero creer, todas las empresas buscan, ayudar y empoderar a las personas y «crear un mundo mejor». Para conseguirlo es fundamental que el objetivo no sea exclusivamente reducir costes y maximizar los beneficios de las empresas, sino poner los beneficios y las grandes ventajas que ofrece la inteligencia artificial al servicio de las personas y no al contrario.

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