Gary Marcus cuestiona el futuro de OpenAI: ¿el próximo WeWork o Theranos?
¿Está OpenAI en riesgo de convertirse en el próximo WeWork o Theranos? Esta inquietante pregunta es la que plantea Gary Marcus, experto en inteligencia artificial y crítico de las promesas más optimistas del sector. Aunque OpenAI ha logrado avances notables con productos como ChatGPT, Marcus sugiere que su futuro podría depender de mantener la confianza de inversores como Microsoft, y que las expectativas generadas en torno a la inteligencia artificial general (AGI) podrían ser más frágiles de lo que parecen.
¿Está OpenAI exagerando sus avances?
Uno de los puntos más críticos que Marcus aborda es un gráfico publicado por un empleado de OpenAI, que según él se parece más a una proyección fantasiosa que a un análisis basado en datos concretos. La falta de detalles como un eje Y claramente etiquetado y las proyecciones poco precisas sobre futuros desarrollos tecnológicos le recordaron a Marcus las promesas vacías de Theranos. Para él, este tipo de comunicación es peligrosa porque puede alimentar expectativas irreales en torno a los próximos avances de OpenAI.
Además, Marcus pone en duda la diferencia real entre GPT-4 y el nuevo modelo de OpenAI, conocido como «o1». Según él, mientras que el salto de GPT-3 a GPT-4 fue notable, la evolución hacia «o1» parece ser mucho menos significativa. Esto plantea la pregunta de si OpenAI está exagerando sus avances recientes para mantener su posición de liderazgo en el desarrollo de la AGI, lo que podría ser problemático si no logran cumplir con las expectativas generadas.
WeWork: ¿la comparación más adecuada?
Pese a las similitudes con Theranos, Marcus se inclina más hacia la comparación con WeWork. A diferencia de Theranos, que nunca logró desarrollar un producto funcional, OpenAI ha lanzado herramientas que ya están siendo utilizadas por millones de usuarios.
No obstante, el problema es que estos productos, aunque impresionantes, aún no alcanzan las expectativas más altas que la propia empresa ha fomentado, especialmente en relación a la AGI. En este sentido, el futuro de OpenAI depende en gran medida de su capacidad para continuar innovando y cumplir con las promesas que ha hecho.
Para Marcus, la gran apuesta de OpenAI es si logrará superar a sus competidores en la carrera hacia la AGI, un objetivo que, por ahora, parece más teórico que práctico. Si la empresa no consigue cumplir con esta promesa en un plazo razonable, su enorme valoración podría desplomarse, al igual que ocurrió con WeWork. Además, advierte que las consecuencias no se limitarían a los inversores, sino que podrían impactar a toda la sociedad, que ha puesto grandes esperanzas en el potencial de la inteligencia artificial.
¿Está la inteligencia artificial atrapada en una burbuja?
Marcus concluye su análisis recordando las palabras de Michael Joyner, un investigador que, tras la caída de Theranos, señaló que el campo de la innovación médica había sido víctima de un exceso de «hype». Marcus sugiere que la industria de la inteligencia artificial podría estar cayendo en una trampa similar, donde las expectativas infladas superan los avances reales.
Si OpenAI no consigue cumplir con las altas expectativas que ha creado, el resultado podría ser un uso ineficiente de enormes cantidades de recursos que podrían haberse invertido en enfoques más realistas y viables dentro del ámbito de la IA.