En un reciente artículo en The Verge, Mark Zuckerberg, CEO de Meta, ha anunciado su intención de desarrollar una Inteligencia Artificial General (AGI en sus siglas en Inglés) y posiblemente abrir su código fuente​​. Esta declaración, aunque ambiciosa, suscita tanto entusiasmo como preocupaciones en el ámbito de la inteligencia artificial.

Meta se ha embarcado en una carrera contra gigantes como OpenAI y Google, con el objetivo de alcanzar una AGI que no solo imite, sino que supere la inteligencia humana. Zuckerberg no proporciona una definición concreta de que es lo que considera una AGI ni un cronograma específico para su realización. Sin embargo, su plan de adquirir más de 340,000 GPUs Nvidia H100 para finales de 2024 destaca el compromiso serio de la empresa con este proyecto​​.

La visión de Zuckerberg de hacer que AGI sea de código abierto en “la medida en que tenga sentido y sea seguro y responsable hacerlo” refleja una postura interesante frente a la tendencia actual de las empresas de AI de ser menos transparentes en sus investigaciones​​. Este enfoque abierto podría democratizar el acceso a la tecnología avanzada, pero también plantea interrogantes sobre la seguridad, el control y la ética en el uso de AGI.

OpenAI, uno de los principales competidores de Meta en este campo, ha expresado preocupaciones similares sobre los riesgos potenciales de la AGI, incluido el mal uso, accidentes y disrupciones sociales​​. Estas preocupaciones son fundamentales, dado el poder transformador de la AGI. La posibilidad de que la AGI eleve la humanidad, aumente la abundancia y facilite descubrimientos científicos revolucionarios es tan real como los riesgos que conlleva.

La estrategia de Zuckerberg no está exenta de críticas. Su decisión de abrir el código fuente de AGI puede ser vista tanto como un acto de transparencia como una táctica para consolidar el poder y la influencia de Meta en el ecosistema de la inteligencia artificial. La apertura del código fuente de tecnologías tan avanzadas plantea un debate sobre la responsabilidad y la gestión del conocimiento colectivo.

Más allá de la tecnología, el movimiento de Zuckerberg también debe ser visto en el contexto de la guerra por el talento en el campo de la IA. La lucha por atraer a los mejores investigadores y expertos es feroz, y las habilidades requeridas para desarrollar AGI son raras y valiosas. La ambición de Meta de liderar en AGI no es solo una cuestión de innovación tecnológica, sino también de capital humano y competitividad empresarial.

Del metaverso a la inteligencia artificial general

Desde el anuncio del proyecto del metaverso en 2021 hasta el reciente anuncio sobre el desarrollo de Inteligencia Artificial General (IAG), Mark Zuckerberg y Meta (anteriormente Facebook) han mostrado una impresionante capacidad para adaptarse y evolucionar, señalando un enfoque constante en la innovación tecnológica de vanguardia.

El 2021 fue testigo de un cambio audaz para la compañía con la presentación del metaverso, un proyecto ambicioso para crear entornos virtuales inmersivos, facilitando nuevas formas de interacción social y profesional​​​​. Fast forward a 2024, Zuckerberg sorprende nuevamente con el objetivo de desarrollar IAG, una tecnología que promete cambiar radicalmente nuestra interacción con la información y las herramientas digitales​​.

La estrategia que Meta está desplegando, reflejada en sus recientes movimientos hacia el metaverso y la Inteligencia Artificial General, va más allá de simplemente diversificar su cartera o asegurar una posición de liderazgo en el sector tecnológico. Lo que realmente resalta es su empeño en mejorar cómo nos conectamos y relacionamos, sea en mundos digitales cada vez más realistas o a través de interacciones potenciadas por una inteligencia artificial más intuitiva y adaptativa.

Al profundizar en ambos proyectos, uno no puede dejar de notar la énfasis que Meta pone en la interoperabilidad y la accesibilidad. Es como si estuvieran tendiendo un puente entre el presente y un futuro donde la tecnología avanzada sea algo de uso cotidiano, al alcance de todos. Además, es evidente que están poniendo toda la carne en el asador para atraer a los mejores talentos, aquellos cerebros brillantes que son capaces de llevar estas ambiciones del terreno de los sueños a la realidad tangible.

En cada uno de estos grandes anuncios, Zuckerberg y su equipo recalcan su compromiso con la privacidad y la seguridad. No es un mero añadido; parece ser un pilar fundamental en su enfoque, reconociendo que en la era de la información, cuidar estos aspectos es tan crucial como la innovación misma.

Interpretar estos desarrollos de Meta requiere un vistazo al panorama más amplio. Parecen ser una respuesta calculada y astuta a las tendencias actuales y a las jugadas de sus competidores. No se trata solo de mantenerse a flote en un mercado tecnológico que cambia a ritmo vertiginoso, sino de ser el que marca el paso, el que define hacia dónde va la corriente.

Por otro lado, hay un elemento de renovación de imagen en todo esto. Después de los desafíos y críticas que han enfrentado, especialmente en lo que respecta a la privacidad y seguridad de los datos, estos anuncios podrían ser una manera de Meta de girar la página. Al poner el foco en proyectos que suenan a ciencia ficción hecha realidad, buscan, quizás, no solo redimirse sino también reinscribir su nombre en la mente del público como sinónimo de innovación y progreso.

Mientras Zuckerberg y Meta avanzan hacia la consecución de una AGI, es crucial que la comunidad global, tanto dentro como fuera del campo de la IA, participe en un diálogo continuo sobre las implicaciones éticas, de seguridad y de gobernanza de tal avance. La AGI no es solo un logro técnico; es un hito que podría redefinir nuestra relación con la tecnología y, en última instancia, con nosotros mismos.