EE.UU. vs. Europa: La nueva brecha económica en la IA
La adopción de la inteligencia artificial (IA) está creando una diferencia económica significativa entre Estados Unidos y Europa, lo que podría ampliar la brecha en innovaciones y resultados económicos a ambos lados del Atlántico. El último informe del Instituto Global McKinsey revela divergencias importantes en la incorporación de tecnologías generativas de IA, lo que tiene múltiples implicaciones en la productividad y la evolución del mercado laboral.
Divergencia en la adopción de la IA
La disparidad en la adopción de tecnología entre EE.UU. y Europa no es nueva. Europa tiende a ser más cautelosa con respecto a las innovaciones tecnológicas, imponiendo regulaciones más estrictas debido a preocupaciones sobre el desplazamiento de la fuerza laboral.
La IA se convierte en un claro ejemplo de esta tendencia. Según el informe de McKinsey, «la tecnología de automatización tiene el potencial de reavivar la productividad, permitiendo a las economías resolver los desafíos actuales del mercado laboral«. Sin embargo, la mayoría de las innovaciones relacionadas con la IA se están desarrollando en Estados Unidos.
¿Un desencuentro productivo?
La productividad en Estados Unidos ha mostrado un crecimiento notable, mientras que Europa parece rezagada. «Es asombroso que el aumento de la productividad en Estados Unidos entre 2019 y la fecha actual haya sido del 6%. En Europa, solo del 0.6%,» comentó la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en un evento reciente. Según ella, la fuga de innovadores y emprendedores hacia mercados más receptivos ha sido una barrera significativa para Europa.
Factores estructurales en juego
El informe de McKinsey también señala factores estructurales que moldearán la demanda de ciertos trabajadores, como una fuerza laboral envejecida y las necesidades de atención médica, particularmente intensas en Europa. En un escenario de adopción generalizada de IA, ocupaciones con tareas repetitivas y procesamiento de datos de baja calificación podrían experimentar una caída en la demanda, afectando roles en ventas y soporte de oficina.
El estudio estima que tanto EE.UU. como Europa necesitarán que hasta 12 millones de personas cambien de tipo de trabajo en los próximos cinco años. Estados Unidos, acostumbrado a transiciones laborales de esta magnitud, podría enfrentar el desafío con relativa facilidad. En contraste, para Europa, esto representa el doble del ritmo habitual pre-pandemia.
«Si observamos el potencial de Europa, necesitaría un aumento en la tasa de personas capaces de pasar a hacer cosas diferentes,» explicó Anu Madgavkar, socio del Instituto McKinsey, en conversación con Axios. En EE.UU., aproximadamente el 1.2% de la fuerza laboral cambia de empleo cada año, en comparación con el 0.4% en Europa entre 2016 y 2019.
Mirando al futuro: potencial y obstáculos
El documento sugiere que, sin las transiciones laborales necesarias, Europa podría enfrentarse a un mercado laboral polarizado: con más empleos bien remunerados de los que hay trabajadores capacitados y un exceso de empleados para trabajos de menor salario.
El escenario más optimista para una rápida adopción tecnológica podría permitir a Europa alcanzar un crecimiento de la productividad del 3% hasta 2030. En contraste, una adopción más lenta y menos movilidad laboral se traduciría en un crecimiento de solo el 0.3%, alineado con las tasas actuales en Europa Occidental.
La comparación con las transiciones laborales vistas durante la pandemia sugiere cierto optimismo. El informe concluye que tanto Europa como Estados Unidos gestionaron altos niveles de cambios en el mercado laboral durante la pandemia, lo que indica un potencial para manejar futuras transiciones impulsadas por la IA.
La capacidad de adaptarse y evolucionar ante la marea del cambio tecnológico será crucial para cerrar la creciente brecha entre ambas economías. La futura competitividad global dependerá de cómo cada región maneje esta revolución tecnológica.